domingo, 4 de septiembre de 2011

Plomo de lluvia

Soñé con vos. Estabas tan quieto que hasta parecías dormido. Te miraba y solo veía tu cara, tu cuerpo estaba como queriendo escaparse, se movía y a la vez la quietud lo envolvía. Te habías acordado de mí antes. No me dijiste nada más que hasta luego. Soñamos que estamos juntos ahora, los dos soñamos lo mismo. Me fijo el reloj y se detuvo a las 5. Tus labios están rojizos, igual que cuando me besabas. Estabas sudando muy fuerte, por eso las gotas caían, pero estas no eran transparentes, de negro se teñían. Y formaban charcos grandes, tan grandes como mi locura. Colores, mas colores, pintando la travecia. Gente, mucha gente, sus caras no me gustan. No son las que yo disfruto, no quieren, no me entienden, no les gusto. Tampoco tu cara me agrada, me gusta cuando reías, o cuando en mi cama te acostabas, cuando jugabas o cantabas. Siquiera hablarte me dejan, yo lo hacia de madrugada. Cuando dormidito estabas, cosas lindas te contaba. Pero ahora estas solito, con muñecas de porcelana. Esperando paso las horas, y murmurando a lo bajito, pasan los tenues doctores precisando cada pasito. Yo ya no tengo más ganas, no tengo más apetitito, mi aliento se fue desgastando, hijo moriré contigo. Solo no estarás ahora, yo estaré contigo, las llamas te consumieron a ti, este infierno me llevo contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Biblioteca